Enfermedades de las abejas: ¿el resultado del desequilibrio?

La lucha contra las enfermedades es una parte integral de la apicultura. Las enfermedades de las abejas nos ayudan a entender qué es una colonia de abejas saludable. Cuanto más se familiarizan los apicultores con las enfermedades de las abejas, mejor comprenden el complejo sistema de relaciones entre las abejas y sus microscópicos "colegas" que viven en las colmenas.

Desafortunadamente, las lecciones aprendidas tienen implicaciones prácticas. Las enfermedades de las abejas pueden llevar a una caída en la producción de miel, a la muerte de las abejas o, lo que es peor, a convertirse en familias sanas. No solo están en juego nuestros ejercicios intelectuales: también debe tener en cuenta los efectos económicos, agrícolas y emocionales de las enfermedades de las abejas. Lo más importante es que, al luchar contra las enfermedades, debemos mantener en la cabeza el bienestar de las familias a largo plazo.

La mayoría de las enfermedades de las abejas (foul americano, plántulas de cal, brotes de piedra, nodos, foul europeo) son antagonistas entre sí. En la familia sana de abejas silvestres, innumerables microbios, agentes patógenos desconocidos de estas y otras enfermedades, luchan entre sí y se enfrentan entre sí, lo que finalmente va a favor de las abejas. Durante 100 millones de años, esta situación de los murciélagos microbianos ha sufrido una selección natural por una razón: han surgido cultivos microbianos que ayudan a las abejas a prosperar y crecer.

De vez en cuando hay nuevas enfermedades exóticas. Algunos de ellos infligen poblaciones pesadas. Sin embargo, debe recordarse que la enfermedad causa un desequilibrio, debido a que en el entorno hay un deseo de devolver el equilibrio.

Este deseo causa un "efecto de cuello de botella", que a veces causa pánico ("¡Las abejas mueren!"), Pero en última instancia conduce a una población más poderosa (ya que se eliminan los genes innecesarios).